Las tradicionales peleas entre padres, o incluso las persecuciones de padres a colegiados, que con tanta frecuencia jalonan los encuentros de las categorías de base del fútbol canario podrían tener los días contados si la Federación logra implementar un protocolo para regularlas guardando la debida distancia social por causa de la crisis del Covid-19. Fuentes de la entidad señalan que «en la nueva normalidad no van a caber las peleas por contacto, con sus piñazos y sus cachetadas, pero la agresividad paterna o materna es parte de la identidad del fútbol base y no queremos renunciar a ella».
Una de las opciones que manejan en la Federación es atar a los familiares cercanos de los niños a los asientos para que no puedan saltar al campo pero animarlos a volcar su ira y su frustración a través de torneos de verseadores, «para que se lancen ingeniosas pullas en verso que les ofendan en el amor propio, según se mire eso puede ser más efectivo que una patada voladora ejecutada por un señor de mediana edad que se apuntó al gimnasio del barrio a hacer jiu jitsu pero a la tercera clase ya lo dejó porque pensó que no podía aprender más y que ya era un arma letal». Otra de las medidas que podría intentarse es prohibir que se sirva alcohol en las cantinas de los campos, lo cual, según un estudio de la Federación de Cantinas de Canarias, podría abocar al cierre al 80% de ellas, «ya que ningún negocio puede sostenerse sólo a base de la venta de chochos y paquetes de gusanitos».
En lo que se refiere a los árbitros, la Federación deja claro que no podrá perseguírseles por el campo pero sí increparlos desde la grada, siempre manteniendo la mascarilla puesta. Para garantizar la acústica, se pondrán a disposición de los energúmenos varios megáfonos que serán cuidadosamente desinfectados después de cada uso. Con esta batería de medidas, la primera entidad del fútbol en las Islas espera que las categorías infantiles no pierdan la salsa que las encumbra de vez en cuando en los informativos nacionales y que los padres y madres puedan seguir avergonzando a los niños como han hecho hasta ahora.
Hay que hacer algo al respecto, además de entregar un par de guantes a la entrada para cumplir con la normativa a aplicar en recintos públicos, podríamos mirar hacia otro lado cuando arrancase la tangana, no sé…
se me ocurre repartir piedras, previamente deinfectadas, y tirachinas o gori goris hechos por los mismos niños de los clubes, así además de mantener vivo el espíritu de la tradicional tangana en el fútbol, potenciamos su habilidad manual e inventiva, sin obrar en perjuicio del deporte, porque todos sabemos que el fútbol sin una buena fajada desmerece por completo.