La Federación Canaria de Fútbol obligará a todos los equipos de categorías inferiores a cadetes, inclusive, a llevar un Chalo y un Toñeca en su alineación. En un intento desesperado por recuperar los nombres raciales que hicieron grande al fútbol canario, la Federación tomó esta medida sin precedentes.
«Ya está bien de unas alineaciones de alevines y benjamines donde solo hay Toñitos, Yerays, Christians, Alersis y Pedritos», sentenció Arcadio Menuda, presidente de la regional de fútbol. «Estamos en un deporte de hombres, y como tal, adoptamos esta decisión», divagó.
En la preceptiva orden a los diferentes clubes, además de obligar a las denominaciones de Chalo y Toñeca, la Federación recomienda que poco a poco, los equipos se vayan poblando, y citamos textualemente, «de esos grandes apelativos que destilan casta y sudor, hombría y, por qué no decirlo, cojones como huevos de toro». En esa línea, las recomendaciones de la institución pasan por nombres históricos del fútbol canario como Pacuco, Tonono, Pancho y Falo. Además, la nota aconseja que, «de escasear en la preceptiva alineación del equipo nombres suficientes como para componer un conjunto con casta, no es mala idea el empleo de ordinales romanos, del tipo: Toba I, Toba II y Toba III, pero no más de 3, es decir, III».
La medida, en boca del Arcadio Menuda, busca «caminar poco a poco a la recuperación de estos nombres. A ver, si el chiquillo se llama Yeray, la idea es que se le ponga Tatono, Yeyo, Pepote y Lolín, al menos cuando juegue en el equipo federado». Menuda fue más allá: «Nosotros no podemos imponer a los padres los nombres que le quieran poner a sus hijos, allá ellos con sus Álvaros y sus Danieles, pero sí apostar por una visión racial y peluda del fútbol».