“Lo conseguimos… bueno, casi”. Con estas palabras (pronunciadas en medio de una alegría lisérgica) el chamán benahorita Ruycadayn (también conocido por su DNI como Nicasio Rodríguez) manifestó el resultado de su operación de boicot de la IV Feria de los Jóvenes Investigadores.
El pasado día 6 de junio, la asociación JINTE celebró en La Laguna la cuarta edición de su divulgativa feria para dar a conocer la precaria situación de la investigación en Canarias. Dicho evento estaba amenazado por la Coalición Aliada por el Conocimiento Alternativo, una agrupación de practicantes de diversas “paranormalidades” que había anunciado su intención de aplicar todo su conocimiento alternativo para que la feria no tuviera lugar. Su plan: invocar la lluvia sobre la ciudad de los adelantados. El resultado: lluvia… bueno, casi.
Después de asistir a la rueda de prensa del señor Rodríguez (portavoz de esta agrupación de amigos de lo paranormal y lo alternativo) en un conocido local esotérico de Aguere, varios miembros de la coalición se acercaron a mí, intentando disimular. El primero fue Celedonio Martínez, acupuntor y especialista en flores de Bach, que me acompañó a la salida mientras decía: “Nicasio no quiere ver la realidad. Nos prometió una lluvia torrencial al estilo 31-M y el resultado fueron cuatro gotas y ese viento lagunero que se te cuela por todas las verijas. No entiende que esos jóvenes investigadores son más duros que el hormigón y están acostumbrados a pasarlo de pena. Allí estaban, sonrientes y vestidos de color quisquilla, como una colección de naranjitos. No me hicieron caso en mi propuesta de aplicar la teoría de los meridianos del cuerpo humano sobre la tierra y aplicar varias agujas-poste por todo el municipio. No han querido aceptar la superioridad de la acupuntura climatológica. Muy mal.”
Mientras voy de camino a mi automóvil, me alcanzó a la carrera Carola Guillén, homeópata colegiada, que se cercioró de que Martínez no me había acompañado y, después de intentar colocarme varias grageas de azúcar y un jarabe de agua diluida en más agua (sin efectos secundarios… ni primarios) me contó su versión: “no haga caso a ese charlatán del acupuntor y escúcheme a mí, que la homeopatía ha sido reconocida por los colegios médicos como algo serio. Mi propuesta pasaba por hacer una dilución de agua de lluvia y lanzarla a la humedad ambiental de la ciudad. Desgraciadamente, ese guanajo de Nicasio dijo que debíamos abrir la mente aún más e incorporó unos rezados tradicionales que combinaban el animismo aborigen con la religión cristiana, y ahí se jorobó el invento. La feria se celebraba la víspera del Corpus y, como comprenderá, el Dios de los católicos no iba a boicotear una de sus festividades más coloridas. Tanto creyente partiéndose el lomo para hacer dibujitos con flores y serrín de colores ha invertido el sentido de la energía plegárica y ha anulado el poder de mi dilución homeopática que, le garantizo, es tan fiable como cualquier otro preparado proveniente de mi disciplina.”
Antes de arrancar el coche, recibí un mensaje vía ‘Telegram’ de la portavocía de la Coalición. La representación de echadores de cartas y parapsicólogos había presentado una moción de recusación y censura de Ruycadayn, la cual no había sido aceptada al venir firmada por noventa y cinco personas ya fallecidas. Ante el vacío estatutario existente en la agrupación respecto de los derechos de los “ya no vivos”, se ha decidido solicitar dictamen jurídico vinculante al letrado Felipe Campos.