La reciente polémica en las redes producida por la retirada de un libro de la exposición de la Biblioteca de la ULL, ha motivado que desde la institución académica se hayan tomado medidas para evitar que, en el futuro, se repitan estas situaciones. Todo ello, dicen sus responsables, dentro de un marco de resiliencia, inclusión, comprensión de la otredad y consideración a los sentimientos que puedan sentirse ofendidos.
Nos ponemos en contacto con Jorge Burgos, el asesor que la Universidad de La Laguna ha contratado para llevar a cabo ese proyecto. Pese a su venerable edad y al hecho de ser especialmente corto de vista, el experto ha tenido a bien concedernos unas declaraciones en exclusiva, en la forma de entrevista.
Preguntando acerca de las medidas que tomará para alcanzar el objetivo programado por el gobierno universitario, el señor Burgos nos aclara cuáles van a ser sus propuestas: “Una biblioteca tiene que ser testimonio de la verdad y del error” -comienza con tono firme- “Al contrario de lo que creen los pedagogos, que se cargan estos espacios, con esa idiotez de que las nuevas generaciones son audiovisuales, yo soy un firme defensor de la presencia de los libros en los centros educativos. Sin embargo, ciertas obras no pueden estar al alcance de todo el mundo.”
Las últimas palabras de don Jorge nos llevan a cuestionarle en torno a sus propuestas y él nos contesta de forma taxativa: “las obras controvertidas deben ser custodiadas, pero leídas únicamente por las personas adecuadas y, sinceramente le digo, hay libros que no deben ser leídos. La gente podría empezar a tener ideas sobre ciertos temas y eso no se puede consentir.”
Finalmente, el señor Burgos nos deja un resumen de sus propuestas para la ULL, que incluyen la creación de una sala especial para los volúmenes que puedan ser peligrosos, que recibirá la denominación de Finis Africae y a la que solamente podrá acceder el personal de la biblioteca. Los libros que se emplacen allí no serán, consecuentemente, conservados sino custodiados.