Los cambios operados en la política europea en el ámbito de la defensa han generado un terremoto en el ejecutivo nacional, en el que las fuerzas aliadas al PSOE que no son trampantojos pardos han amenazado con una ruptura si el presidente Sánchez continúa con su plan de refuerzo de las fuerzas armadas. El rifirrafe derivado de la abortada compra de munición a una empresa israelí ha sido el último capítulo de una tensión entre los socios minoritarios que dista mucho de estar resuelta.
Ante la tesitura de tener que abandonar sus puestos en el ejecutivo en lo que sería un efecto cascada en los cargos de todo el organigrama, miembros de Sumar vinculados a Izquierda Unida han diseñado una estrategia para poder conciliar su declarada política pacifista con la permanencia en el gobierno.
La premisa de la propuesta es la de conseguir unas fuerzas armadas que desempeñen sus labores en el marco de unos conflictos que sean inclusivos, sostenibles y respetuosos con el medio ambiente que, además, no afecten al cambio climático más de lo debido.
Entre sus primeras medidas está la formación de la tropa y la oficialidad en métodos alternativas de resolución de conflictos y la adaptación de la política de “abrazos y no balazos” del expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador que tan buenos resultados ha dado para combatir la criminalidad en el país azteca.
Por su parte, desde Podemos consideran que los miembros de Sumar deberían abandonar el gobierno. Una fuente de la formación morada que ha preferido permanecer en el anonimato ha declarado a este medio lo siguiente: “en realidad, si estuviéramos en su situación habríamos planteado algo parecido, pero como nos echaron como agua sucia ahora vamos a tomarnos revancha” -concluyó, mientras borraba un nuevo mensaje remitido desde la cúpula de Sumar para invitarles a volver al redil.
