El pequeño Augusto Agoney ejerce un liderazgo innato en casa y en la guardería
El pequeño Augusto Agoney ejerce un liderazgo innato en casa y en la guardería

Hace ocho meses, Augusto Agoney Delgado vino al mundo en el Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria, y ya desde sus primeros días de vida sus padres, Yanira y Pepo, se dieron cuenta de que el niño no era normal. Sano y robusto, pero dotado de una capacidad de liderazgo y precognición poco habitual en un bebé de tan corta edad. Los médicos advirtieron en él una actitud mesiánica que pronto se puso de manifiesto en el nido de esta instalación sanitaria, donde según parece Augusto Agoney logró convencer a sus compañeros de que debían arrepentirse, pues el fin estaba cerca. Decenas de bebés volvieron a sus casas con semblante melancólico y contrito, sin disfrutar de su lactancia.

Yanira, la madre del bebé, asegura que, en estos ocho meses, su retoño ha dado muestras de tener ideas muy claras sobre el futuro de Canarias. «Le daba el pecho viendo el informativo de la tele canaria, y cada vez que salía Paulino se le subía el buche, claro, tuve que dejar de dárselo viendo la tele porque no me comía nada», explica, un hecho que varios parapsicólogos han interpretado como una señal inequívoca del fin del paulinato y de que Rivero no será reelegido como candidato a la presidencia del Gobierno de Canarias.

En otra ocasión, la tía del pequeño Augusto Agoney fue a cambiarle el pañal tras notar un intenso aroma en el salón de casa, donde la familia pasaba la sobremesa charlando de temas de actualidad. «Mi hermana», dice Yanira, «había estado comentando el tema de Soria y las prospecciones de petróleo porque ahora está viviendo en Teguise que la han llamado para una sustitución en Primaria, y cuando fue a cambiarle vio que la caca de Augusto Agoney era más oscura de lo normal, y creemos que eso quiere decir que las prospecciones se harán sí o sí», relata Yanira, sobrecogida pero también orgullosa.

Los padres del bebé aseguran que a su puerta han tocado otros partidos de las Islas para interpretar las señales del bebé. El último, el secretario general del PSOE, José Miguel Pérez, quien preguntó si debía expulsar a los firmantes de la moción de censura y fue respondido con un potente eructo infantil que sonó a «sí». No obstante, los padres de Augusto Agoney quieren que tenga una infancia lo más normal posible, para que cuando crezca pueda ser  profeta en su tierra.

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