El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha generado reacciones de todo tipo, a lo largo y ancho del globo terráqueo. Las muestras de solidaridad con el pueblo ucraniano se han combinado y se suceden junto con el boicot a todo lo que provenga desde Moscú y sus alrededores. Una de las entidades que se ha sumado a esta segunda estrategia es la Organización Federal Estatal Nacional Dialéctica Interseccional Deconstructiva Ética y Social (O. F. E. N. D. I. D. E. S.) que, desde su sede en el municipio palmero de Los Llanos de Aridane, ha decidido llevar a cabo una campaña de boicoteo de productos rusos.
Nos entrevistamos con Tomasa Piedra Tirada, representante de la entidad, en su sede oficial del garaje de su vivienda autoconstruida, en el barrio de Los Barros. “No me llame Tomasa, llámeme Blasa” -aclarara al inicio del encuentro- “pues yo soy una Blasa y me siento así” -concluye mientras sirve una infusión de barbamillo recolectado según criterios biodinámicos y hervida con pinocha autosostenible. A continuación, nos expone los pormenores de su campaña.
“El colectivo que represento no puede sustraerse a las situaciones que afectan al mundo, a la munda y a le munde que nos rodea y en el que habitamos. Por tal razón, hemos decidido encabezar nuestra propia iniciativa, para poner fin a esta guerra y lo hemos hecho siguiendo los consejos de uno de nuestros simpatizantes, el señor Eugeni Ballafuy. Este caballero es especialista en publicidad y, a través de su agencia Els Dos, ha diseñado para nosotros una campaña estratégica con la que pretendemos contribuir al ahogamiento de los rusos y de su nefando régimen.”
La estrategia, compartida con este medio a través de un puñado de folios reciclados, consiste en el boicoteo de una serie de productos que, en palabras de doña Tomasa, perdón, de doña Blasa, están íntimamente unidos a Rusia:
- La ensaladilla rusa
- La montaña rusa
- Las canciones de Demis Roussos
- Los polvorones, siempre y cuando provengan de la estepa.
Con esta iniciativa, la organización de doña Tom… Blasa se suma al movimiento de cancelación de cualquier cosa que provenga de “esa cosa curiosa y extraña que es Rusia”, concluyó la entrevistada.
