Las recientes leyes sobre ciencia y consejos sociales que se han elaborado en el seno del legislativo canario han generado ciertas tensiones entre las universidades canarias y el gobierno regional. La divergencia en las opiniones es más que evidente, pero uno de los aspectos que más ha llamado la atención entre algunas de sus señorías ha sido el descubrimiento de que en las instituciones regionales de educación superior se investiga.
Puestos al habla con los distintos grupos parlamentarios, algunos de sus integrantes, bien atrincherados en el anonimato, nos exponen sus impresiones sobre este particular.
“Estoy que no salgo de mi sorpresa” -nos comenta un miembro del grupo socialista- “hemos tenido a varios profesores universitarios en la bancada, pero nunca nos contaron nada. De hecho, parecían más bien desertores de la tiza y con alguno nos pusieron más rojos todavía cuando se descubrió que había plagiado un programa electoral ajeno. Un docente copiando ¡qué vergüenza!”
“¿Investigar? ¿Sobre qué” -se cuestiona un integrante del grupo nacionalista canario- “aquí hemos pasado del sector primario al turismo sin solución de continuidad y como nadie quiere volver a la guataca lo único que nos interesa es la forma de seguir vendiendo lo otro de manera que sea equitativo, inclusivo y sostenible. O que al menos lo parezca”.
Por su parte, un habitante de la bancada del grupo popular manifestó que las universidades públicas debían seguir el ejemplo de sus homólogas privadas: “El sector público debe buscar la rentabilidad, como se hace en la empresa privada. Miren a las universidades privadas que se han instalado por aquí, como la de Preston. Dan la formación que nos interesa sin gastar en investigación, sin elementos innecesarios, sin infraestructuras y hasta sin profesores.”
No fue posible obtener declaraciones del grupo Nueva Canarias – Bloque canarista al estar ocupados sus integrantes en la guerra intestina que aqueja a su formación. Desde ASG y VOX se nos enviaron sendos comunicados que decían respectivamente “Lo que diga don Casimiro” y “Que inventen ellos”.
La encuesta terminó después de que esquiváramos repetidamente a la diputada no adscrita y al diputado del grupo mixto, que pedían desesperadamente dar su opinión.