Carmelo Mercado, un vecino de Las Palmas de Gran Canaria, se ha dirigido por carta al presidente del Gobierno autonómico, Ángel Víctor Torres, para pedirle que reconsidere la medida de mantener cerrados los interiores de los bares en las islas que están en nivel 3, dado que, según explica, echa de menos acodarse en la barra y permanecer allí durante horas rumiando su mala vida, experiencia de la que no puede disfrutar ahora por tener que hacerlo en la terraza exterior que su establecimiento de confianza ha improvisado en unas plazas de aparcamiento. Mercado cree que esto le resta a él, y a otros tantos parroquianos que comparten su situación, calidad de vida, y que esta medida no se justifica en términos sanitarios, porque ya desde antes de la pandemia de Covid-19 se guardaban las distancias de seguridad.
Puestos en contacto con este ciudadano, nos explica que «a mí me han arrebatado mi esquinita de la barra, donde echaba yo mis horas tranquilito, sin meterme con nadie, pidiendo una garimba tras otra, una tapita de ensaladilla, y reflexionando sobre la vida y otros grandes conceptos, en la oscuridad del bar, y ahora me tengo que sentar en una terraza, a la vista de todos, y con un sol que raja las piedras, que encima está haciendo tiempazo; no es ésa la vida que yo he elegido, y como yo tantos otros». Fermín Delgado, propietario del bar «Ca’ Lamitoso», da la razón a su cliente de tantos años y agrega: «como éste tengo otros cinco parroquianos que, por turnos o a la vez, pasaban el día en mi local; a dos hace tiempo que no los veo y tengo miedo de que le hayan encontrado sentido a la vida y ya no vuelvan más, y los otros siguen viniendo pero consumen menos porque esta obligación de terrazas no es su estilo». Para Delgado, el cierre del interior de los bares está ocasionando a los locales de barra metálica de toda la vida una pérdida económica pero también etnográfica: «estamos arriesgando la figura del parroquiano, y no creo que Canarias se pueda permitir eso».
Esta iniciativa cuenta con el apoyo de numerosos hosteleros de la capital grancanaria, e incluso ha concitado el respaldo de la plataforma de bares del barrio de La Salud, en Santa Cruz de Tenerife.