La talla de San Bartolomé que ayer se vino abajo en el inicio de la procesión en Tunte, hiriendo a dos personas, ha amenazado con más acciones violentas si no se pasa la procesión a febrero. El santo argumenta que «llevo años saliendo en agosto, y con el cambio climático cada año peor, un calor de tres pares de cojones». El santo añade que «no fue suficiente con que el cabrón de Astiages me desollara vivo, no, encima hay que salir con toda la solana».
La única petición de San Bartolomé para terminar con estas acciones violentas es «que me pasen la procesión a febrero, que está más fresquito; a ver si eso ahora va a ser mucho pedir». La alcaldesa del municipio, María Dolores Corujo, ya se ha reunido con el Obispado para analizar la viabilidad de la petición, si bien asegura que «haremos todo lo posible desde el Consistorio porque lo último que uno quiere es un patrón cabreado que pueda mandarnos plagas y rollos de ésos».
La talla terrorista descansa ya en el interior de su iglesia, desde donde mantiene contacto permanente con las autoridades para ver qué hay de lo suyo. Le acompaña una imagen de Santiago Apóstol a caballo; se teme que esta última acuda a la misma estrategia para que la descabalguen un rato dado que ya tiene rozaduras en los muslos.