El Cabildo de Tenerife acogió la presentación de la prueba deportiva Transvirgenia 2014, que se celebrará el próximo 22 de noviembre y en la que costaleros-runners de las siete islas competirán portando a sus respectivas patronas por un circuito de alta montaña, a fin de dirimir cuál de las Vírgenes tiene la supremacía física y espiritual del Archipiélago. Esta original prueba, única en el mundo, combina dos de las tradiciones canarias más queridas: el desplazamiento en el eje vertical de las Vírgenes y la celebración de pruebas deportivas al aire libre.
Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife, ha explicado que el recorrido unirá dos puntos de especial relevancia religiosa en la Isla, ya que saldrá de la rotonda del ahora santo José de Anchieta (en la que no se cortará el tráfico para añadir emoción y agilidad a la prueba) y tendrá la línea de meta en la cueva del Hermano Pedro, en Vilaflor; son en total unos 87 kilómetros a través de la dorsal de la Isla, con la dificultad añadida de que los equipos irán cargando los tronos de su respectiva Virgen, todo lo cual supone una exigencia física de grandes dimensiones. Para hacer más llevadera la prueba habrá puestos de avituallamiento con agua bendita, suministro ilimitado de dulces de las monjitas y turrones energéticos de Tacoronte, y se desplegará un operativo de sacerdotes cronometradores que controlarán el desarrollo de la prueba.
Desde la organización de la prueba se ha descartado que la Virgen de Candelaria vaya a gozar de alguna ventaja por celebrarse la prueba en su Isla. De hecho, según aclaró, el reglamento prohíbe de forma expresa las levitaciones místicas y las apariciones súbitas en la línea de meta, en una suerte de antidopping espiritual que tiene por objeto no adulterar la competición. El fin último de la Transvirgenia es establecer con un método objetivo cuál de las siete patronas insulares tiene la preeminencia, ya que se supone que transferirá sus poderes a las piernas de los corredores.
Entre los primeros inscritos figura el mismo obispo de la Diócesis Nivariense, quien ya ha sido visto entrenando en Las Cañadas en un sorprendente buen estado de forma y al grito de «Candelaria rules, motherfuckers».