Cuando hace tan sólo dos años logró aislársele en un laboratorio, los científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria no imaginaron que lograrían frenar tan pronto al temido virus ph0L1A, el primer virus 100% canario y conocido popularmente como ‘virus que anda’, responsable de un amplio espectro de enfermedades y malestares de difícil diagnóstico, que causaban miles de bajas laborales al año en las Islas. Estas patologías podían afectar de forma indistinta a intestinos, estómago o sistema respiratorio.
El doctor Pablo Medina, director del equipo de biólogos y epidemiólogos que ha hecho este importante avance, ha explicado que «estamos muy sorprendidos de haber conseguido tan pronto reducir en un 25% la movilidad de este virus, gracias a lo cual esperamos erradicarlo de las zonas altas de las Islas de mayor relieve; a partir de aquí seguiremos trabajando para que desaparezca también de las medianías, hasta que su movilidad sea tan escasa que sólo provoque diarreas ocasionales en establecimientos costeros de dudosa higiene». La clave de esta reducción ha estado en que «hemos partido una cuarta parte de las piernas del virus, pero tiene muchas así que seguiremos trabajando como hasta ahora para romperle hasta el 90 o el 95%».
Para este trabajo, el equipo de Pablo Medina ha contado con la colaboración del departamento de Calidad de Titsa. Un portavoz de la compañía indica que «en cuanto tuvimos conocimiento de esta investigación quisimos poner toda nuestra experiencia en reducción de la movilidad al servicio de la Ciencia, y es que para Titsa la responsabilidad social corporativa y el apoyo al I+D es una de nuestras señas de identidad; de ningún modo podíamos permanecer ajenos a un estudio que busca reducir o dificultar la movilidad».
Por su parte, la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI) del Gobierno de Canarias también ha apoyado esta investigación mediante el préstamo de un microscopio con las lentes limpias y la puesta a disposición del equipo de científicos del hidromasaje que fue descubierto en uno de los despachos de Presidencia tras la mudanza efectuada en mayo, para que se desestresaran tras las largas horas en el laboratorio, si bien los propios investigadores hubieron de asumir los costes de instalación y mantenimiento.