Un conflicto arancelario estuvo a punto de desembocar en la aplicación del artículo 155 de la Constitución en las Islas. He aquí una breve cronología.
1988. La adhesión de España a la CEE deja a Canarias fuera de la Unión Aduanera y Política Comercial Común, de la Política Agrícola Común, de la Política Pesquera Común y del ámbito de aplicación del IVA, lo que obliga al Archipiélago a ciertos ajustes arancelarios que tensan la situación política.
Diciembre 1988. Fernando Fernández (CDS), presidente del Gobierno de Canarias, va de listo y plantea una cuestión de confianza en el Parlamento, de la que sale derrotado. Le sustituye en el cargo Lorenzo Olarte, protagonista de esta historia y artífice de una edad dorada en el humor político canario.
29 de diciembre de 1988. Lorenzo Olarte llama a Carlos Solchaga para decirle que no va a aplicar el desarme arancelario tal y como lo exige el Gobierno del Estado. Minutos después de soltar esta bomba, y ante el pertinaz silencio de su interlocutor, Olarte cae en la cuenta de que está hablando con un contestador automático.
30 de diciembre de 1988. Aún molesto por haber hablado al máximo nivel con un contestador, Olarte se enfurece al rompérsele su peine más preciado (el de los rizos), cuyo coste piensa pasar a Madrid. De ahí la frase «en Madrid se van a enterar de lo que vale un peine».
31 de diciembre de 1988. En una fiesta de Fin de Año, tras consumir varios chupitos, Olarte se viene arriba y suelta lo del Estado Libre Asociado entre las carcajadas de sus compañeros de Gobierno.
1 de enero de 1989. El Ministerio de Hacienda, ante la evidencia de que Canarias no iba a hacer las modificaciones arancelarias comprometidas, envía una carta a la Presidencia del Gobierno de Canarias con el texto: «Mira, ¿tú qué?».
2 de enero de 1989. Olarte lee la carta tras superar el resacón de Fin de Año.
6 de enero de 1989. Se acuerda una tregua en la tensión entre gobiernos para celebrar el día de Reyes.
7 de enero de 1989. El entonces secretario de Estado de Hacienda Josep Borrell, a quien Solchaga ha pasado el marrón, deja caer que podrían iniciarse los trámites para aplicar el 155 si Canarias persiste en rebeldía. Olarte contesta a la amenaza con un enigmático: «Coño, ¿esta gente ya se incorporó? ¿No era mañana?».
10 de enero de 1989. Los consejeros del Gobierno de Canarias, a quienes Olarte ha venido ocultando la gravedad de los hechos, acuden a su despacho a exigir explicaciones. El presidente, en un gesto de astucia pocas veces visto en nuestra Historia política, llama al humorista Juan Luis Calero para que se haga pasar por él y entretenga a los consejeros.
17 de enero de 1989. Una reunión entre los equipos económicos del Gobierno canario y el ministerio de Hacienda inicia el desbloqueo de la situación. El consejero de Hacienda, José Miguel González, ha sido puesto al día de la situación, y acude a esta reunión junto al presidente y a Juan Luis Calero. Horas después del almuerzo, Olarte encuentra un paluego entre los dientes, lo que considera una buena señal.
15 de febrero de 1989. Borrell visita las Islas con un equipo de técnicos para supervisar la implementación de las nuevas medidas de descreste aduanero. Antes de la firma con el Gobierno de Canarias, aprovecha para comprar a muy buen precio varias cajas de tabaco y artículos electrónicos.
17 de febrero de 1989. Felipe González celebra un Consejo de Ministros extraordinario para abordar el asunto. Es en esta reunión donde pronuncia su histórica frase: «Me encanta que los planes salgan bien».
Los detalles técnicos y específicos de este nuevo sistema de arbitrios que garantizaba el encaje de Canarias en la CEE se prolongarían varios meses más, pero la amenaza del 155 ya estaba desactivada.