El reciente anuncio por parte del Cabildo de Tenerife de su intención de cambiar el nombre del polémico monumento santacrucero y denominarlo “Monumento a la Concordia” ha generado reacciones críticas que han cuestionado la pertinencia de la propuesta, tras la comprobación en el calendario de que no había salido un 28 de diciembre. Deseosos de conocer más, volvemos a ponernos en contacto con la mente pensante tras esta propuesta, que no es otro que un joven politólogo, militante en las Nuevas Generaciones del Partido Popular: Aridane Castillo.
Este palmero, que trabajó junto a la prestigiosa asesora Milagros “Mily” Vanili, ha querido salir de la sombra de su mentora prestando un servicio a su partido y, más concretamente, a Lope Afonso, a quienes les llueven las acusaciones de facherío por sus esfuerzos por proteger este monumento, construido a mediados de los años sesenta. “Yo quería destacar en el partido, perdón, prestar un servicio a mi partido y creí que resolver este dilema podía ser una buena forma para medrar, perdón, para ayudar. Si se defendían las tesis partidarias de su desmontaje, se cabrearía un sector de la militancia que está a un paso de irse a Vox -donde comulgan más con sus ideas- o de Coalición Canaria -donde tradicionalmente un liberal pasa menos frío-; si, como se ha visto, se avalaba su conservación, lloverían como han llovido las alusiones al pasado franquista. La solución me vino escuchando la radio.”
Intrigados ante esta última afirmación, pedimos al señor Castillo que nos explique cuál fue esa fuente de inspiración: “Estaba yo zapeando por el dial de mi coche” -comienza- “cuando llegué a una emisora en la que dos tertulianos estaban discutiendo a gritos. En un momento uno de ellos dijo que en Santa Cruz no había ninguna estatua dedicada a Franco. Reconocí por su voz que era don Alfonso Soriano, destacado dirigente de mi partido y ahí encontré la solución: todo era cuestión de percepción.”
Nuevamente sorprendidos, dejamos que nuestro interlocutor continúe su disertación: “En mi agrupación nos hemos preocupado por saber más sobre los mundos queer y woke. Que no se diga que no estamos a la última. Ahí descubrimos que todo puede ser cuestión de percepción y que ciertas máximas institucionalizadas pueden ser deconstruidas, para ser luego resignificadas con unos conceptos completamente distintos. Ésa es mi propuesta para el monumento a Franc… a la pa… a la concordia.”
Preguntado acerca de la forma en la que se llevaría a cabo ese proceso, don Aridane concluye la entrevista en estos términos: “La mía es una propuesta constructiva y no destructiva; es en todo caso deconstructiva en la que el conjunto escultórico será desmontado metafóricamente y vuelto a integrar en la mente colectiva de la ciudad como una obra dedicada a la concordia y a la paz, debiendo ser percibida y tratada como tal. Es una autopercepción heteroinducida” -concluyó, mientras era consciente de que ni él mismo tenía una idea clara de lo que acababa de decir.