Una sombra de rencor planea sobre el jurado de los premios de la Policía Canaria, compuesto por cinco miembros, cuatro de los cuales se distinguieron a sí mismos; el quinto miembro, que no obtuvo ningún galardón a pesar de que estaba prácticamente en bandeja, reconoce en privado sentirse «un poco resentido» con los cuatro compañeros. «No costaba nada», señala un amigo cercano de este jurado, «inventarse una medallita o un algo al mérito para no excluirlo».
Esta misma fuente asegura que «acogió la oportunidad de ser jurado de los premios de la Policía Canaria con mucha ilusión y se llevó un chasco enorme al ver el presunto conchabeo de que los jurados formen parte de la Policía y se otorguen premios a ellos mismos, que además les valen para promociones y cosas dentro del Cuerpo; quieras que no, ese tipo de detalles emponzoña una relación». Además, advierte que «lo que más le va a joder, con perdón, es que los otros cuatro ya han acordado hacerse los sorprendidos cuando sea el acto de entrega de los premios».
Se da la circunstancia de que ese quinto miembro del jurado es Ángel Llanos Castro, quien fuera consejero del Cabildo de Tenerife y concejal en el Ayuntamiento capitalino por el PP en la década de los 2000, al ser entonces Jefe de Servicio de la Policía Canaria, cuerpo con el que superó sus profundas diferencias tras abandonar la política activa.