Yeray Rodríguez, apodado como «el Petudo», es un viejo conocido de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife, que le ha detenido en innumerables ocasiones por hurtos, tráfico de estupefacientes, agresión o conducción bajo la influencia del alcohol, entre otros, ha asegurado hoy a la salida de su 14º juicio por robo con violencia, en el exterior de los juzgados de la capital, que es «víctima del laufer [lawfare] igual que la mujer del presidente o el novio de Ayuso pero en pobre, y por eso yo sí acabo delante del juez, que por cierto hoy me ha tocado Fernando Sastres, uno de los simpáticos».
La policía, que no se explica que Rodríguez no haya entrado ya en prisión ante su contumaz reincidencia, le llevó a la Justicia en esta ocasión por el atraco a una gasolinera en El Sauzal, hechos que «el Petudo» achaca a «una conspiración de las cloacas del Estado, porque yo ese día no estaba allí con Paco el Moreno ni tenía la navaja que le cogió al padre de la gaveta del salón ni nada». «Es un laufer de manual, coño, ¿es que no lo ven?», señaló a los escasos miembros de la prensa allí congregados. Preguntado por el interés de cualquiera en tumbar su reputación a base de denuncias falsas, Rodríguez lo atribuye a una muy incipiente iniciativa política: «hace 9 años fui a un mitin de Bolorino, cuando se presentó a alcalde; les da miedo que gente como yo, que viene del pueblo, se implique en la política».
A la espera de otros dos juicios que tiene pendientes por trapichear con hachís y tirarle del bolso a una anciana a la que no pudo robar dado que la mujer estaba entrenada en krav maga, Yeray «el Petudo» afirma que no dejará de pelear por demostrar su inocencia aun sabiendo que «los pseudodigitales van a seguir esparciendo fango sobre mi persona día sí, día también, y lo mismo Diario de Avisos, que me la tienen jurada».
El abogado de Yeray Rodríguez, por su parte, no cree que las alegaciones de lawfare prosperen ya que no tienen fuerza jurídica «pero al menos hay que alabarle que esté al hilo de la actualidad, que en los delincuentes de su calaña no es lo habitual».