El inesperado candidato de Nueva Canarias a la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife, Hilario Rodríguez, es un viejo conocido de la política local chicharrera, dado que fue teniente de alcalde con Miguel Zerolo y estuvo en total dieciséis años como concejal en la Corporación. Uno de sus momentos de gloria tuvo lugar en 2010, cuando en el transcurso de una entrevista radiofónica sobre el Plan General de Ordenación del municipio, muy contestado por la ciudadanía, y siendo concejal de Seguridad, aseguró haber sentido ganas de «dar un tonicazo» a un manifestante por su acento peninsular. No menos glorioso fue otro momento anterior de tensión con un vecino, captado por las cámaras de televisión, en el que amenazaba con un piñazo. El trato diplomático de la discrepancia nunca fue su fuerte.
Relegado de las listas de CC por José Manuel Bermúdez, Rodríguez vuelve de la mano de Nueva Canarias, y según ha comentado en declaraciones a los medios, «es muy triste que se me siga recordando por lo del tonicazo y el piñazo, a mí, que en más de quince años de concejal tuve grandes éxitos de gestión como aquello, y aquello otro, y aquella otra cosa también». Preguntado por varios reporteros si podía especificar a qué gestiones se refería, el candidato a la alcaldía torció el gesto, masculló un «ustedes saben pero no se quieren acordar» y degolló inopinadamente a un gallo que traía bajo la gorra, ya que son bien conocidas las actividades del aspirante como santero yoruba. Con este rito, aseguró que atraería la buena fortuna a Nueva Canarias y a Santa Cruz.
En el partido de Román Rodríguez siguen confiando en el ex concejal como su mejor baza en toda la ciudad, que recordemos tiene más de 200.000 habitantes, para llegar a la alcaldía, lo cual le convertiría en el primer alcalde de la ciudad que no atina a pronunciar bien su cargo.