Balbina Ramírez, una vecina de Tegueste de 66 años, se ha acostumbrado a llamar diariamente a la delegación en las Islas de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), para preguntar por la previsión del tiempo en su municipio, en concreto en la zona de Pedro Álvarez, y si la misma le permitirá tender la colada del día en exteriores o si, por el contrario, conviene que despliegue el tendedero en el interior de su domicilio. Los servicios meteorológicos le han indicado repetidamente que puede consultar la previsión con detalle en Internet, pero Balbina alega que ella no entiende de eso.
Puestos en contacto con esta teguestera, nos asegura que «me costó mucho dar con el teléfono de la Aemet porque yo mi vista no la tengo ya para andar buscando en la guía telefónica, me lo tuvo que dar un vecino, que el nieto tiene un móvil de última generación; yo les llamo todos los días y ellos me dicen ‘Balbina, hoy tienda por dentro’ o ‘Balbina, va a hacer sol’, y yo entonces ya sé qué me conviene más». Al principio, Ramírez era redireccionada a la web y luego a los boletines radiofónicos que suelen incluir la información meteorológica, pero gracias a su tenacidad y su perseverancia, ha logrado que le den la previsión a diario sin más excusas. A cambio, ella se interesa por la vida personal de quien le responde el teléfono y se ha ofrecido a llevar un puchero a la sede de la Aemet en Canarias como muestra de agradecimiento.
Jesús Agüera, delegado de la Aemet en Canarias, señala que «Balbina Ramírez ya es como una abuela para nosotros, y contra su insistencia no vale la pena luchar, también nos recuerda que hay que adaptar la previsión meteorológica al lenguaje de la calle, ya que a ella no le puedes hablar de frente frío o altas presiones, ella te va a entender si le dices dónde tiene que poner la ropa a secar».
Balbina Ramírez asegura que desde que hace uso de este sistema no ha vuelto a «cogerse una cabreadura» porque la ropa que tendió fuera el día anterior se le haya empapado con un lluvia inesperada, o porque parecía que iba a llover y al tender por dentro la casa se le quedó oliendo a ropa mojada, aunque luego no lloviera. La Aemet teme que el ejemplo cunda entre sus vecinas, y no descartar habilitar un teléfono sólo para esta tarea.