Recientemente hemos visto imágenes de colas de turistas recién aterrizados en aeropuertos canarios, singularmente en el aeropuerto de Gran Canaria y de Tenerife Sur, esperando durante largo tiempo para poder coger un taxi que los lleve a sus alojamientos. Patronales como Ashotel han manifestado su disgusto con esta situación, que mancha el buen nombre turístico de las Islas, y demandan más servicios. En este contexto, la Cooperativa de Taxistas Piratas Nuestra Señora del Loro en el Hombro ha hecho público un comunicado en el que reivindican la labor de sus asociados en esta materia.
Su presidente, que por razones de seguridad firma como Jack Esparrou, afirma que «aunque seamos economía sumergida, somos los que mantenemos a flote el transporte en las infraestructuras turísticas de las Islas, con nuestra abnegación, nuestros coches y nuestra vocación libertaria de ganarnos unos dineros que escapen al control fiscal, pero que luego se reinvierten en consumo y economía». Esparrou pide a las autoridades «que dejen de perseguirnos como si fuéramos delincuentes, porque si subir a unos turistas a mi coche sin licencia ni permisos ni seguros de responsabilidad civil es un delito, entonces somos culpables, somos culpables de querer contribuir a la economía de nuestra tierra».
En el mismo texto, Esparrou recuerda que «no sólo llevamos al guiri, con perdón, del aeropuerto al hotel, también ofrecemos excursiones a lugares a los que los turoperadores no llegan, que alguno de esos lugares sea el guachinche de mi cuñado es sólo una feliz coincidencia». En el último párrafo, la Cooperativa de Taxistas Piratas también exigen al Gobierno que frene la llegada de «Ubers, BlaBlaCars y mierdas de ésas».