Yeray Marrero, vecino de La Laguna de 32 años, se halla inmerso estos días en la ingrata tarea de justificar sus ingresos y obligaciones fiscales ante la Agencia Tributaria, tras ser descubierto hace unos días desayunando en el aeropuerto de Tenerife Sur. El joven había comprado un billete de Ryanair con destino a Cork, en Irlanda, por el competitivo precio de 5’99 euros para pasar unos días de mochilero, pero su gesto de comerse una pulguita, un cortado y un jugo pequeño de naranja cambió totalmente sus planes.
Según narra el propio Marrero, «mi vuelo salía a las 4:30 y yo no había podido comer nada antes de salir de casa, así que llegué al aeropuerto con fatiga y mientras esperaba en la cola de embarque pensé que con lo ahorrado en el billete podía permitirme un desayuno, aunque fuera frugal, o eso creía yo». Tras abonar el refrigerio, cuenta que «de repente comenzaron a descender del techo con unas cuerdas unos señores con traje, corbata y maletines, incluso uno salió de debajo de la barra; me rodearon, me dijeron ‘está usted sometido a una inspección de Hacienda, tiene derecho a enseñar las facturas, cualquier gasto que no acredite podrá ser utilizado en su contra'». Yeray Marrero fue escoltado fuera del aeropuerto por la Guardia Civil y conducido a dependencias de la Agencia Tributaria, donde permanece retenido junto al asesor fiscal de oficio que se le asignó, a la espera de que desde la Dirección General autoricen que abandone el edificio con obligación de firmar cada 15 días, siempre que se considere que no es un peligro fiscal ni para sí mismo ni para la sociedad.
En la breve comunicación que pudimos mantener con él, Yeray Marrero se mostró esperanzado con la idea de poder volver pronto a casa para recopilar sus nóminas y poder ocultar medio aguacate que tenía en la nevera. El joven recomienda a la ciudadanía que no se tome a la ligera la nueva campaña de Hacienda para detectar estilos de vida extravagantes que puedan delatar a defraudadores.