Un equipo de ingenieros agrarios se ha desplazado a Tenerife para investigar las parras del cura, de las que se ha constatado cada año que uvas tienen, pero no maduran. Esta inhibición espontánea de una de las fases principales en el ciclo de la vida de la uva trae de cabeza a los expertos desde hace años, y ahora, bajo la coordinación del Aula de Enoturismo de la Universidad de La Laguna, ingenieros agrarios estudiarán la genética de esta parra y su evolución. Este equipo está avalado por su experiencia en anteriores trabajos, como determinar el color del vino que tiene Asunción, una vez descartado que fuera blanco o tinto.
Fermín Afonso, director del equipo, ha centrado su tesis doctoral en las variedades de uva canaria, «y la que dan las parras del cura me resulta especialmente intrigante, dado que es un caso único en el mundo de uva que no madura; eso nos abre un abanico de posibilidades para dar con nuevas denominaciones de origen e intentar crear nuevos vinos que sitúen a Canarias a la vanguardia en enología y que haga que, por fin, deje de ser necesario importar vino desde Albacete».
Los resultados de este estudio podrían obligar a la Conferencia Episcopal a pronunciarse en firme sobre el cambio climático, en la línea en que se ha venido manifestado el papa Francisco desde el inicio de su apostolado. Un portavoz autorizado de la Diócesis Nivariense ha asegurado que «el Obispado se reitera en lo que ha dicho hasta ahora sobre este asunto: si las uvas no maduran, es porque el Señor no quiere y tiene otros planes para ellas».
Con respecto a las parras del fraile, que uvas tienen pero no son para nadie, El Baifo Ilustrado ha intentado recabar alguna explicación por parte del propio fraile, sin que le haya sido ofrecida ni ésta ni uvas.
