Ayer se presentó en el Ateneo de San Cristóbal de La Laguna: La Prima en Tenerife, el último libro del historiador González Lemus que narra la visita que la Prima de Riesgo hizo a la isla a mediados de los años setenta.
Este libro, documentado con numerosas fotos y lleno de anécdotas, recoge el testimonio en primera persona de diversos canarios que tuvieron la oportunidad de conocer a este personaje de actualidad mucho antes de convertirse en la celebridad que es hoy en día.
Uno de los testimonios mas interesantes fue el aportado por Felipe Pinillos, vecino de Güimar, que aseguró haber mantenido una relación amorosa con ella durante los días en los que la Prima de Riesgo estuvo de visita.
“Yo la conocí gracias a un amigo que trabajaba en el Gobierno Civíl y que me avisó de que buscaban a alguien que conociese bien los mercados de Candelaria, Arafo y Güimar. Me presenté y de esa manera me convertí en su chófer aquellos días.
Era inquieta, de comportamiento variable pero con un gran poder de atracción. Solía desayunar leyendo la prensa y siempre antes de salir de excursión realizaba algunas llamadas. Me decía que tenía un gran poder sobre algunos gobernantes. Era una mujer diferente, una de esas que te pueden dar una gran alegría pero también arruinarte la vida.
Lo nuestro duró poco, la verdad. Yo quería seguir, pero tuvimos un desencuentro cuando le dije que yo, mis pesetas, las prefería tener en casa bajo el colchón antes que tenerlas en la Caja de Ahorros y Monte de Piedad. Siempre he sido muy tradicional en mis asuntos, y ella me pedía cosas como “especulación”, que ya le digo yo que me sonaba contrario a la moral, así que la dejé.
Ahora veo el daño que le está haciendo al país… y no puedo dejar de pensar que todo es por mi culpa. Está claro que es una venganza por haberla rechazado.”
¡¡¡ Ya !!! Esta fulana tubo que ser la que se llevo a mi marido.
Que no paraba en casa,siempre con no se que estraños negocios y no se que gente rara, hasta qu un dia dijo que hiba a comprar cigarros, y el muy sinverguensa todabia no ha aparecido y el potje en la mesa, cuando llegue no pienso calenterselo.