Ni karaoke, ni tiro con arco, ni zumba en la piscina. Los hoteles canarios han vivido jornadas de inusitada tranquilidad tras el inicio de la huelga de animadores, quienes han abandonado su actividad en busca de mejoras salariales y laborales. En todas las Islas, la estampa era la misma: paz y tranquilidad, y miles de turistas descansando, jugando con sus hijos o disfrutando de un buen cóctel tras la cena.
Eduardo Prieto, director del Winter Palace Luxury Resort and Spa Holidays Vacation Inn, situado en Maspalomas (Gran Canaria), asegura que los efectos de la huelga le han dejado sin palabras. «Al principio, se notaba el silencio, todo parecía desangelado, pero al poco rato, nuestros clientes aseguraban sentirse más relajados que nunca, sin música a toda mecha al borde de la piscina, agotadoras actividades continuas o una señora con un megáfono vendiendo aloe vera», explica, para añadir que «nuestras reservas se han incrementado en estos días un 15% y nos consta que hay dos alemanes malmetiendo con el comité de empresa para que la huelga no se desconvoque».
Por su parte, Mónica Gutiérrez, representante del comité de huelga, ha asegurado que «este palo no nos lo esperábamos, pensábamos que los turistas nos iban a echar más de menos, pero no; se ve que no valoran lo que supone estar todos los días haciendo aerobic a las 12, con toda la solana, y por la noche aprovechar el moreno para montar un espectáculo sobre Barry White». Los animadores esperan que el conflicto se decante de su lado, porque creen que «los turistas no aguantarán mucho a los grupos folklóricos que los hoteles están contratando para trolearnos».
Esta inesperada batalla amenaza con prolongarse más allá de Navidad.
Como animador, me gustaría decir nadie sabe lo que sufrimos nosotros teniendo que aguantar y divertir a niñas y niños que no son nuestros o pensar diferentes formas de hacer el idiota para que 4 guiris borrachos se rían de nosotros :____(