«Santa Cruz sin Santa Cruz», ése podría ser el lema de varias asociaciones y colectivos de vecino de la muy leal, invicta y silenciosa capital de la isla de Tenerife. Los vecinos santacruceros han unido fuerzas bajo el nombre de «Una ciudad como si fuera campo» para pedir el cierre definitivo de la urbe. La propuesta pasa por convertir la capital en un espacio campestre donde cada ciudadano cuente con villa propia, terrenito y cuarto de aperos «con posibilidad de ampliación y contar así con una posible casita para invitados», reza la nota informativa echa pública por la confederación de colectivos.
«Estamos hartos de vivir en una ciudad con todos los ruidos de la ciudad. A veces escuchas toser a tu vecino de arriba, o a gente paseando por la calle ¡con tacones, y a las doce de la mañana, justo la hora de la siesta del obispo! Es inadmisible», destacó Emilio Callado, portavoz de este colectivo de vecinos modestos.
Tras conseguir el cierre de todos los bares a las nueve y media de la noche, y de que los locales con música solo puedan ofrecer su oferta de ocio nocturno hasta las once de la noche en fines de semana y vísperas de festivo, los vecinos quieren más, y ahora solicitan la desaparición definitiva de la ciudad. José Manuel Bermúdez, alcalde capitalino, valora la propuesta: «Nos parece interesante, estudiaremos cómo hacer el cierre progresivo de la ciudad, pero que no se quejen más, por favor, que me tienen aburridito».
Armando Veleta, catedrático de Geografía Humana por la Universidad de La Laguna, es la única voz crítica con esta medida. «De hacer una Santa Cruz rural, con cada vecino propietario de una villa con terreno de, digamos, una hectárea, haría falta un poco más que toda la Isla de Tenerife, y no sé qué pensarían los vecinos del resto de los municipios». A lo que Emilio Callado respondió de manera tajante: «Si conseguimos hacer de Santa Cruz de Tenerife la capital más aburrida de España, conseguiremos ocupar el resto de la Isla».