El Consorcio urbanístico para la recuperación del Puerto de la Cruz ha anunciado la puesta en marcha de una nueva iniciativa para contribuir a la modernización del municipio norteño: el cabaret folclórico Folía Bergère. Este proyecto se enmarca dentro de las líneas principales sobre las que opera el Consorcio, como son la modernización de la urbe portuense como destino turístico y la búsqueda de una identidad propia.
La iniciativa ha partido de Hilarión Molí Roig, un jubilado catalán que lleva los últimos cincuenta años residiendo en el Puerto. Su intención, según explicó durante la presentación, realizada en una conocida pastelería de la localidad, era aportar algo a la oferta lúdico-cultural de su pueblo de adopción.
Espectáculo adaptado al visitante y a las pecularidades de la tierra
A sus noventa y ocho años, don Hilarión mantiene una clara lucidez en cuanto a sus ideas –aunque de vez en cuando su discurso se pierda en anécdotas relacionadas con su remota juventud- por lo que se expresa con total claridad. “Mi intención” –explica mientras devora un milhoja de crema, ante la horrorizada mirada de su enfermero personal- “es hacer una aportación al proceso de regeneración de mi ciudad, basándome en mi experiencia como visitante, en mis gustos y en las tradiciones de esta isla. A nadie escapa que la población turística portuense ha ido envejeciendo de forma paralela a la manera en lo que lo ha hecho su infraestructura, de ahí que se me ocurriera combinar un entretenimiento lúdico-festivo de mis mocedades con el rico folclore tinerfeño.”
El Folía Bergère se presenta como un cabaret según la moda de ciertos locales sitos en París y Barcelona. Un teatro en el que habrá espacio para el humor de cuentachistes, el ilusionismo de chistera, el mimo y los espectáculos de baile y canto con doble sentido y carga verdosa. Sin embargo, todas estas propuestas estarán pasadas por el tamiz de las singularidades insulares. De esta forma, los humoristas deberán encajar en el modelo marcado por el inolvidable Lolo el gomero; los ilusionistas habrán de ajustarse al perfil de magos de campo como Terencio Molina; las letras de doble sentido de las vicetiples en paños menores deberán ser pródigas en canarismos y cantarse a ritmo de folía, isa, malagueña o sorondongo; los mimos… los mimos no se adaptarán, porque, en palabras del señor Molí “me ponen nervioso esos tipos con la cara blanca, gesticulando en el aire… ¡que aprendan a hablar, collons!”. Una vez relajado –y comprobada su tensión arterial- don Hilarión opinaba que el Folía podría nutrirse con la amplia colección de artistas que pululan por los programas de variedades de las televisiones locales y autonómica. “La música y el humor que se ve en las emisiones insulares tiene una filosofía, un gracejo y una tradición que entronca directamente con las más rancias virtudes del cabaret”.
Fuentes cercanas al Consorcio han planteado la posibilidad de que la casa Dior diseñe el vestuario de los artistas, pues algunos de sus integrantes han visto con sumo agrado su colección de trajes de baño inspiradas en el traje típico local. De confirmarse este extremo, el futuro cabaret tendría entre sus atractivos a la vedette maga.
Yo si no participa Mary Sánchez y las Pantanas no sé yo siiii…