En una reunión a puerta cerrada, de la que El Baifo Ilustrado ha obtenido información en exclusiva, los principales cargos públicos y orgánicos de Unidas Sí Podemos, así como los jefes e ideólogos de campaña, han analizado los factores que han llevado a la formación morada a un punto cercano a la extinción después de cuatro años de presencia en el gobierno autonómico y en varios Ayuntamientos y Cabildos.
Algunas voces han querido centrar la reflexión en lo que se ha hecho. Una voz que no podemos identificar señala, dentro de la reunión, que «a lo mejor se nos fue la mano con los talleres de batukada feminista, quizás los tres últimos sobraron, pero claro, en un tema así es difícil saber cuándo parar». Del mismo modo, esta voz pone el foco sobre «aquel festival de perreo feminista, que por razones que no soy capaz de comprender, no se entendió bien y la ciudadanía no vio la prioridad en este tema, no supimos explicarlo en su relevancia social y cultural».
Otro de los asistentes puso sobre la mesa el retraso en la aprobación e implantación del Ingreso Mínimo Vital, del que dice que «sí, ha sido un logro, pero si te lo sacas de la manga a dos meses de las elecciones, la gente que estaba esperándolo como agua de mayo tal vez se pueda pensar que tu gesto es calculado; no digo que sea así porque nuestra gente canaria, y especialmente la más vulnerable, no es malpensada, pero podría parecerlo, lo mismo nos tendríamos que haber dado más vidilla con ese tema».
La autocrítica, como una apisonadora, también atacó la gestión en la Dependencia, y uno de los presentes en la reunión aseguró que «ahí nuestro trabajo ha sido impecable y hemos dado un salto de calidad muy importante, si bien es cierto que eso fue después de que Ángel Víctor nos metiera una gestora competente, porque aquí le dimos el puesto a cada inútil que pa’ nosotros queda, eso hay que reconocerlo».
Tras dos horas de intensas divagaciones sobre la gestión de la Consejería de Derechos Sociales, en las que no faltaron citas a Gramsci, Pablo Iglesias e incluso el humorista Arévalo, el improvisado comité aprobó una resolución de mínimos en la que la autocrítica recae por completo en «el traidor» de Alberto Rodríguez y «su inventito canario» Drago Verdes Canarias.
Mery Pita amenizó la reunión con un monólogo trufado de anécdotas de cuando se creó el partido.