El todavía alcalde de Puerto de la Cruz, Marco González, tuvo que ser desalojado de las inmediaciones de la residencia de La Mareta (Lanzarote), donde el presidente del Gobierno Pedro Sánchez y su familia pasan unos días de vacaciones, cuando intentaba acceder al interior del recinto para entrevistarse con el mandatario socialista y pedirle que detenga la moción de censura en su municipio, prevista para el viernes día 16.
Tras ser puesto fuera del perímetro por el servicio de seguridad de La Moncloa, González atendió a los medios y aseguró que «sé que no he pedido cita pero los plazos apremian y como cargo socialista tengo toda la legitimidad para ver a Pedro Sánchez, porque sólo él es capaz de poner freno a la moción de censura del viernes, con la fuerza hercúlea de su mirada y camelándose a Fernando Clavijo, que es súper colega o eso me han dicho».
Preguntado sobre la pertinencia de respetar las jerarquías del Partido Socialista en Canarias y dirigirse primero a Pedro Martín, secretario general en Tenerife, o Ángel Víctor Torres, homólogo regional, el alcalde portuense reconoce que les manda whatsapps todas las mañanas «pero se ve que lo tienen silenciado», y achaca a la «mala idea» de Asamblea Ciudadana Portuense poner una moción de censura «justo en vacaciones».
Marco González está de vuelta en Tenerife para jugar una última baza antes de la censura, que es pedírselo a la Virgen de Candelaria y peregrinar a pie por la cumbre desde el Puerto hasta la Basílica, «algo que ni CC, ni PP, ni ACP están dispuestos a hacer por nuestros vecinos y vecinas».
Pedro Sánchez, por su parte, ha permanecido casi ajeno al revuelo provocado por González, y según fuentes cercanas al presidente, sólo ha preguntado «si esa persona que creyó ver escondida en un seto era Puigdemont».