José Manuel López Segarry es un empresario tinerfeño dedicado al sector turístico discreto pero acaudalado. No suele hacer ostentación de su fortuna y, si bien se mueve en un círculo social afín a sus circunstancias, es poco frecuente verle en actos de sociedad. Este fin de semana, el periodista José Carlos Marrero le ha dedicado sentidos elogios en El Cotarro, la contraportada dominical de El Día, que han dejado al empresario tan abochornado que ha tenido que pedirle a Marrero que no lo nombre más en sus columnas.
López Segarry rehúye hablar con los medios, pero su abogado tiene a bien contestar las preguntas de El Baifo Ilustrado. Alfredo Márquez nos traslada el malestar de su representado, «que estaba leyendo la prensa como todos los domingos y mire con qué párrafos se encuentra». El abogado nos muestra un ejemplar del periódico, del que reproducimos uno de los párrafos de contraportada:
Y ya que hablamos de «puntales», pero de los que de verdad lo son, tengo que mencionar a mi muy querido y estimado amigo José Manuel López Segarry, al que cariñosamente llamamos «Lito», un hombre de bien, guapo, alto y bien «parecido», un lince para los negocios, un alma caritativa «de» las que no dudaría en darte un riñón aunque «sólo» uno le quedara, un benefactor de las «artes» y las «ciencias», apolíneo y «gallardo», diplomático «y» ecuánime, que supo elegir a la más bella «para» ser su esposa, «doña» Carolina, mujer de incontables atributos, a «cuyos» pies me «postro», como un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo. Tenemos «pendiente» una comida en su magnífico chalet de «La Orotava», en la que sé que Lito, generoso como él solo, no me dejará llevar «ni» el vino.
«¿Usted cree que una persona tiene que soportar esto, y encima con esas comillas absurdas que las pone en todos lados como si fueran confeti?», interroga el abogado, crecientemente indignado. «No hay derecho a que uno esté tomando el café y de repente se encuentre todo ese peloteo, no sé cómo lo soporta Carlos Alonso semana tras semana, la verdad», sentencia Márquez, quien nos indica que ya se ha enviado un burofax a El Día para advertir de que, de repetirse esta situación, habrá acciones legales.
López Segarry permanece recluido en su casa, murmurando «qué vergüenza, qué vergüenza ajena, por Dios». Los médicos son optimistas respecto de su recuperación; aseguran que es cuestión de tiempo que supere el shock y vuelva a la normalidad.
¡Me da pena el Sr. José Manuel López Segarry ¿seguro no está en terapia intensiva?¡ Semejante disgusto el solo imaginar a Marrero tirado en el suelo a los pies de la Sra. Carolina, se entiende el shock . Hagamos una cadena de oraciones (cada cual en su creencia) para su pronta recuperación .