La ola de calor que azota las Islas en estas fechas, y que se prevé que se extienda hasta el domingo, ya ha convertido al pingüinario del Loro Parque, en Puerto de la Cruz (Tenerife), en el punto más visitado de Canarias. Centenares de personas acaloradas hacen cola para introducirse unos minutos en el frescor del océano antártico en este punto del parque zoológico, y no conformes con contemplar a los simpáticos pingüinos desde el exterior, muchos de ellos han comenzado a introducirse en las jaulas para disfrutar junto a los animales de temperaturas más bajas.
Esta situación está resultando extraordinariamente tensa para cuidadores y, cómo no, para los propios pingüinos. El personal del parque se ve limitado para controlar la avalancha humana y los animales han tenido que retroceder hasta los rincones más inaccesibles del espacio que recrea su hábitat. No obstante, y liderados por Antoine Frigopico, un pingüino rey de la Patagonia, varios ejemplares han aprendido a repeler la presencia humana lanzando sus heces a los visitantes, lo que está empezando a disuadir a algunos. Antonio Nuño, etólogo de reconocida solvencia, asegura seguir con interés «esta muestra en tiempo real de conducta adaptativa».
Otras familias que no tienen posibilidades de desplazarse hasta Loro Parque y abonar el precio de la entrada han optado por salidas más económicas y ya se han dado dos casos de desalojos en un Corté Inglés y una tienda de Zara, donde varias personas habían acampado con sillas de playa para disfrutar del gélido aire acondicionado que caracteriza a estas tiendas y que contribuye, a nivel global, a empeorar el problema que pretende paliar.