Si hace un mes Tranvía de Tenerife sorprendía con una campaña informativa en la que rogaba, en aras de la mejor convivencia en los vehículos, que los usuarios mantuviesen una correcta higiene, ahora la compañía da un paso más e incorpora a su plantilla a los primeros seis revisores de sobaco, cuya labor se centrará en controlar que, efectivamente, el olor a sudor revenido se queda fuera de los vagones.
Israel Ramírez es uno de los primeros contratados para esta labor. Si bien reconoce que «es un trabajo ingrato pero necesario», asegura que «en cierta forma es bonito ayudar a tus conciudadanos recordándoles que hay que darse un agüita de vez en cuando y cambiarse la ropa interior con frecuencia, al menos, diaria». Añade que «no es el trabajo de mis sueños pero llevaba ya 8 meses en paro y bueno, es un servicio público». Los nuevos trabajadores han recibido formación por parte de la empresa para conocer y estandarizar la escala de la sobaquina, de manera que sepan cuándo y cómo actuar. Su labor no les permite imponer sanciones pero sí ejercer pedagogía y ayudar a los pasajeros.
Por ello, Ramírez, como los otros cinco revisores, llevará consigo diferentes desodorantes: Fa Orquídeas para mujeres, Axe Aliado Feminista para hombres y Billy Neutro para personas no binarias; podrá hacer uso de este equipo reglamentario en caso de que sea necesario, y en los supuestos más extremos, podrá contar con el apoyo de la policía local para dar un manguerazo de emergencia a los más díscolos y menos limpios.
Con este nuevo personal, Tranvía de Tenerife espera dar respuesta a una de las quejas más frecuentes de los pasajeros, el olor a bordo, aunque al mismo tiempo fuentes del área de mantenimiento reconocen que «si sigue oliendo raro, habrá que empezar a pensar que los vehículos ya se están pasando porque tienen muchos años».