Uno de los múltiples frentes del conflicto crónico en el que se han enzarzado el PSOE y el PP es el que afecta al reciente decreto de universidades, en virtud del cual el presidente Sánchez ha manifestado su deseo de poner coto a lo que denomina chiringuitos. Esta norma ha sido impugnada desde el ejecutivo autonómico madrileño, el cual considera que las nuevas reglas van en contra de la libertad de mercado. Esta afirmación, verbalizada por la presidenta Ayuso, parece indicar que desde el punto de vista conservador la educación superior puede ser un negocio. Sin embargo, en el seno de la formación azul existen propuestas aún más sorprendentes. Una de ellas ha surgido en el seno de la formación popular insular y está causando hondo impacto en el sector educativo canario: titulaciones concedidas vía redes sociales.
Puestos al habla con el politólogo popular Aridane Castillo, él nos explica en qué consiste esta propuesta: “Los pedagogos dicen que las competencias pueden adquirirse en cualquier parte. De hecho, hay una profesora de la ULL, una tal Lola Pérez, que dice que los libros y la lectura no son necesarios. Por otra parte, son constantes las referencias en los medios en las que se da tratamiento de titulado a personas que realmente no han pisado un campus ni para usar el servicio. A Daniel Sancho lo llaman chef sin haber hecho más que un par de cursillos y no haber pisado nunca una cocina de verdad; a Frank Cuesta lo consideraban veterinario hasta que confesó que no tenía ni idea de bichos; a Jorge Rey le dicen meteorólogo y sabe tanto sobre clima como un azulejo del fraile del tiempo… En fin, que da un poco igual lo que la persona sepa, si el pueblo habla a través del altavoz de las redes sociales”.
La propuesta promovida por el señor Castillo y su equipo asesor pasa por convalidar cualquier titulación que un número suficiente de usuarios de cualquier red social dé por buena, siempre y cuando el aspirante haya pagado por una cuenta premium. “Es el mercado, señor Gunnarson” -nos aclara don Aridane, para concluir explicándonos que los estudios de Derecho se darán a cualquiera que opine sobre leyes en alguna red social. “Total” -concluye nuestro entrevistado- “cualquiera opina de una sentencia sin haberla leído y sin distinguir un código de un zurrón de gofio”.
