Las recientes declaraciones de la dirigente morada Ione Belarra, en las que vinculaba el interés político en España con la distancia geográfica con el país de turno, se han traducido en una serie de críticas en las que se dejaba patente la contradicción entre los ataques a quienes cuestionaban los recientes comicios en Venezuela -pasando por alto las elecciones en la vecina Francia- y las constantes referencias al conflicto entre Israel y Gaza por parte de la propia formación. Para los detractores de Belarra, Palestina está tan lejos como Venezuela, de modo que la dirigente está, en su opinión, negando su propia premisa. Con el fin de dar un contundente argumento, integrantes del partido residentes en Santa María de Guía han formulado una tesis que amenaza con remover los cimientos de la geografía y la política: el mundo podemita es plano.
Nos ponemos al hablar con el portavoz y único integrante del recién constituido círculo terraplanista, Senén Orbegozo. Don Senén es un perito jubilado residente en la localidad grancanaria de Santa María de Guía desde su retiro. Durante esta etapa de su vida, el señor Orbegozo se ha entretenido enviando a instituciones como el ITER o las dos universidades públicas canarias proyectos de molino eólico con la virtud de consumir más energía de la que generan. Cansado de lo que él mismo denomina “la cerrazón de la ciencia oficial occidental y capitalista” se ha lanzado a enarbolar una tesis en la que las críticas a Belarra quedarían en entredicho, habida cuenta de que los blancos de sus comentarios sobre política internacional siempre estarían cerca.
Según don Senén, la Tierra es plana y tiene a Jerusalén como centro mundial y universal. De esta forma, todos los puntos del globo están cerca de la ciudad tres veces santa y disputada capital entre israelíes y palestinos. Para ello, se ha basado en una serie de mapas medievales en los que, además, Venezuela no aparece, por lo que queda fuera de cualquier mención o crítica al país hispanoamericano.
“Ahora dirán que la Tierra es redonda, pero eso no es más que otra imposición de esa ciencia oficial alopática y trumpista que se niega a acoger mis audaces alternativas” -concluyó don Senén, mientras dos colegas del asilo le llevaban a jugar la partida de dominó en su bar habitual.