Ethan Smith, uno de los primeros turistas procedentes de Reino Unido que ha llegado a Tenerife tras la apertura de las fronteras, ha iniciado sus vacaciones con mal pie, ya que ha quedado profundamente decepcionado al no serle permitido lanzarse por ninguna de las ventanas de la célebre Casa de los Balcones, ubicada en el municipio de La Orotava. «Fuck, fuck, oh shit», repite el joven turista, quien se aloja en Puerto de la Cruz junto a su pareja, Shirley Templeton. Cabe recordar que este edificio forma parte de un conjunto histórico, y que se define en su web como «el complejo artesanal de calados más importante de Canarias», ya que «combina arquitectura, historia, tradiciones, folclore y productos artesanales», lo que lo convierte en un espacio museístico de primer orden.
La Casa de los Balcones permanece cerrada al público a causa de la pandemia, pero fuentes de la gerencia explican que «el señor Smith llevaba meses escribiéndonos y expresándonos su profundo deseo de visitar la Casa, de una forma tan intensa e insistente que decidimos abrirla durante una hora sólo para él y realizarle un tour privado, en atención también a su condición de primer turista tras la covid-19». Para esta visita especial estaban presentes la dirección del espacio y hasta tres trabajadores; para sorpresa de todos ellos, la primera reacción de Ethan Smith al entrar en la casa fue subir la escalera corriendo para encaramarse a uno de los balcones. «Por suerte», explican estas fuentes, «pudimos agarrarlo pronto y meterlo para dentro, pero en ese momento empezó a ponerse agresivo y a gritar ‘I’m here to jump, motherfuckers’, por lo que tuvimos que reducirlo, no lo digo con orgullo, empleando mañas de lucha canaria y alguna cachetada». Casi una hora después, tras neutralizar hasta otros dos intentos de salto, el turista pudo ser desalojado y enviado de vuelta a su hotel en un coche de la Policía Local. La dirección lamenta que, tras hacerles pasar por esta angustiosa experiencia, Smith no comprara ni una botella de licor de plátano.
Ethan Smith, por su parte, señala a El Baifo Ilustrado que se plantea interponer una demanda por publicidad engañosa: «te la pintan muy bonita por Internet pero luego no te dejan lanzarte, no deberían llamarla Casa de los Balcones si te van a impedir lanzarte por el balcón, no tiene sentido». Para el joven es una decepción doble porque no ha podido disfrutar la experiencia y porque ahora tendrá que conformarse con tirarse «de un balcón ordinario y corriente, el del hotel, y no podré presumir con mis amigos, que están en Magaluf; menos mal que me han dicho que Puerto de la Cruz tiene el mismo ambiente», declara el joven, horas antes de la segunda decepción de su viaje.